"E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía“
Nosotros sabemos que en la biblia los milagros son la confirmación o el sello que Dios utilizó para testificar que Jesús era el Mesías esperado.
Según el relato del apóstol Juan nosotros leemos que Jesús hizo muchos milagros, que incluso algunos de ellos no fueron registrados cuando utilizo la hipérbole al decir: “las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir” (Juan 21:25).
Un milagro es un evento que de alguna manera es contraria a la ley de la naturaleza como lo fue: resucitar a un muerto después de cuatro días de haber fallecido; caminar sobre el agua, etc. Son ejemplos de milagros sobrenaturales. Por otro lado en nuestro léxico cotidiano informal usamos la palabra milagro para otros sucesos que ocurren dentro de lo natural, como por ejemplo sanarnos de una enfermedad, salir vivo de un accidente entre otros. Pero a estos sucesos se les conoce más como “Providencia de Dios” más que milagros.
Es claro que mucha gente seguía a Jesús, algunos por interés genuino, otros por razones personales como alimentos, política y salud.
Siempre he pensado que en la Iglesia sería bueno un proyecto como un Centro de Atención a la Salud. Siempre hay enfermos, y la enfermedad nos hace reflexionar siempre sobre nuestra propia condición física, emocional y espiritual. Además que siempre nuestros hermanos nos piden oraciones por salud, más que por cualquier otra cosa.
Cuando leemos en Lucas 4: 38-39. Nos encontramos con una sanidad que hizo el Señor “Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella. E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía.”
Estos dos versículos, tienen una valiosa lección para nosotros que son las siguientes:
Sabemos que la Ley del Antiguo Testamento fue rigurosa, pero si la observamos estrictamente desde una perspectiva dietética y sanitaria, era beneficiosa.
A. Ellos no comían mucha carne, salvo la ofrecida. Y no guardaban porciones para el siguiente día debido a que no tenían cómo conservar los alimentos. Esto los salvaba de las toxinas y enfermedades febriles como la salmonella. Los animales prohibidos como alimentos podrían producir enfermedades, y no comerlos los guardaba de esto. (Levítico 11:1-32).
B. Las Normas también protegían a los utensilios de cocina y la fuente de agua potable (Levítico 11:32-38).
C. Ellos tenían prohibido tocar el cadáver de una persona o un animal muerto. (Levítico 11:39-40).
D. Tenían que enterrar sus heces y cubrir la sangre derramada en el suelo, asi evitaban la Hepatitis.
E. Dios también les ordenaba la cuarentena, cuando estaban enfermos como medida de protección a los demás (Levítico 13; Números 19:11,12,16).
F. No hacer conforme a los mandamientos traería enfermedades para ellos como la fiebre. Levítico 26:14. “Calentura” y hasta la tuberculosis.
A ciencia cierta no sabemos cuál fue la razón por la que la suegra de Pedro tenía fiebre. Y hasta el día de hoy. Puede haber muchas razones para tener fiebre. Sin embargo Lucas dijo: Fiebre alta, una fiebre peligrosa que superaría quizás los 38ºC y podía costarle serios problemas a la suegra de Pedro e incluso la muerte. Tratándose de una persona mayor.
Pero necesitamos entender algo primero antes de pedir por la sanidad de una enfermedad. ¿Qué vas a hacer una vez Dios te cure a ti o a tu familia de una enfermedad?
Lucas dice que ella (la suegra de Pedro) al instante “les servía”
Si queremos ser sanados simplemente para seguir en nuestro afán cotidiano de hacer y cumplir nuestros deseos. Entonces no conviene ser sanado.
Es lamentable que algunas personas abandonen la fe y la iglesia, porque Dios no les ha respondido a sus oraciones por salud. Pero Pablo sirvió a Dios incluso padeciendo de una enfermedad (2 de Corintios 12:8) él oró a Dios, pero no se le concedió. ¿Pero fue motivo para dejar su fe? No! en cambio él glorificó a Dios aun en la enfermedad. Timoteo es otro ejemplo, él también fue un gran evangelista a pesar de estar enfermo de su estómago (1 de Timoteo 5: 23).
Finalmente debemos concluir en una sola cosa. Con o Sin Salud debemos servir a Dios. Aunque parezca una paradoja de la vida: Cuando tenemos salud estamos tan ocupados en todo que no tenemos tiempo para Dios, pero cuando nos enfermamos estamos disponibles para Dios mentalmente no así físicamente.
¡Dios le bendiga!